Regla #1: en el escenario NADIE habla.
Las risas y
voces dentro del escenario como acompañantes de los instrumentos durante la
obertura fue el detonante que activó el cítrico que llevo por dentro.
La egolatría,
junto a los zarcillos que llevaba encima María Cristina Rossel opacaban a la Virgen del Carmen que se supone
representaba. En contraste con Armando Díaz quien a pesar de un fallo en su
vestuario (se le rompió el pantalón en medio de “El Duelo”) representó al Diablo
divinamente. Al contrario de Franklin González que parecía un corderito
asustado ante la inmensidad de la Sala Ríos Reyna.
Ciertos problemas
técnicos con el micrófono del barítono Franklin De Lima afectaron su desempeño en
el escenario, o ¿será que se desplazaba en demasía?
Al entrar a
la sala me pregunté sobre la función de las pantallas a los lados del
escenario, en un primer momento pensé que proyectarían un video cutre sobre la
historia de la FCND, menos mal que no fue así, aunque el trabajo de los camarógrafos
cortando pies y cabezas cada vez que se les presentaba la oportunidad, le dio
menos sentido al uso de las pantallas.
Me resta
por decir que el estreno de “La Cantata Criolla” en mayo del 2009 fue obscenamente
superior a esta réplica de la que hoy me ocupo.
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